INSTITUCIÓN EDUCATIVA ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE MARÍA
PROGRAMA DE FORMACIÓN COMPLEMENTARIA
NIDIA MARÍA VARGAS RENDÓN
SEMESTRE DOS
MEDIADOR PEDAGÓGICO NÚMERO CUATRO
PROPÓSITO DE FORMACIÓN:
Reconocer los enfoques curriculares
ENTRADA:
Juego "la telaraña" ¿Qué he aprendido sobre currículo"
SABERES PREVIOS:
¿Qué es ser técnico?
¿Qué es ser práctico?
¿Qué es ser crítico?
Da algunos ejemplos de la cotidianidad donde se evidencien estos conceptos.
CONCEPTUALIZACIÓN:
TOMADO
DE “UNA REFLEXIÓN TEÓRICA DEL CURRÍCULUM Y LOS DIFERENTES ENFOQUES CURRICULARES
Marisa Cazares. UCF, Cuba
"Relacionar el currículum escolar, los
profesores y los alumnos, supone uno de los cruces temáticos más interesantes
en el pensamiento educativo, no sólo porque pone en contacto tres componentes
básicos del mismo, sino porque toca muy directamente la práctica educativa,
siendo esencial considerar esta interacción para entenderla y poder cambiarla.
El currículum es la partitura de la cultura escolar en contenidos y formas
pedagógicas, y los profesores y los alumnos son los intérpretes que la
desarrollan manifestando su estilo personal" (Gimeno Sacristán,
1989:3).
ENFOQUES CURRICULARES
EL ENFOQUE TÉCNICO
El
modelo técnico está orientado al producto, sobre la base de intenciones bien
determinadas y previamente establecidas, es decir, está preocupado por los
resultados de aprendizaje deseados en los estudiantes. En este tipo de diseño,
el currículum es entendido como un plan de instrucción en el que se explicitan
los objetivos de aprendizaje y las estrategias de acción que debe seguir el
profesor para conseguir los resultados esperados, para que el alumno desarrolle
su inteligencia. El profesor es considerado un ingeniero, un técnico que pone en
marcha el currículum para conseguir los objetivos fijados socialmente, por lo
que su papel es esencialmente reproductivo. Esto significa históricamente
concebir el currículum como conocimiento por trasmitir, por enseñar; por lo que
frecuentemente se tiende a confundir currículum con asignaturas. A partir de
esta posición puede concebirse el currículum como una propuesta organizada de
intenciones que debe enseñarse en las escuelas.
El
desarrollo curricular se convierte en un mero proceso de aplicación o puesta en práctica, quedando la toma de
decisiones curriculares en manos de los diseñadores o expertos de la educación.
Este modelo de desarrollo curricular asume una relación jerárquica entre teoría y práctica. La teoría determina
cómo actuar a través de prescripciones prácticas.
Existe
una fuerte tendencia al control en este tipo de diseño, que se manifiesta en el
marcado interés por dirigir el ambiente de aprendizaje y al aprendiz con el
objeto de alcanzar las intenciones planificadas, no dejando nada a la
improvisación, a la sorpresa, al camino que se pueda ir descubriendo, a la
iniciativa personal. Realmente todo debe estar planificado sobre la base de un
fin determinado (Tyler, 1949:105).
Cuando
el currículum se concibe como un plan para el aprendizaje, previamente
diseñado, que los docentes deben llevar a vía de hecho para hacerlo funcionar,
estamos ante una concepción técnica, cuando la educación se concibe como
orientada a productos y los docentes son concebidos como artesanos donde
reproducen planes pensados y elaborados por otros.
-. ¿Qué objetivos educativos trata
de alcanzar la escuela? Los objetivos generales de la escuela que
deben articularse en el currículum se deducirán de la consideración y estudio
de tres aspectos:
·
El sujeto de la educación. Es preciso
analizar las necesidades de los alumnos, sus intereses en campos como la salud,
las relaciones sociales inmediatas, la vida cívica en la comunidad, el mundo
profesional y los esparcimientos.
·
La vida exterior de la escuela. Dando
cabida a la herencia cultural, las características de la sociedad en la que
vivirán.
·
El contenido de las materias de estudio.
Los especialistas en materias o asignaturas han proporcionado tradicionalmente
los objetivos que debían conseguir los currícula, al clarificar las funciones
que debe cumplir cada una de ellas, su valor educativo en general y sugerir sus
componentes más concretos.
-. ¿Qué experiencias educativas
aptas para lograr esos objetivos pueden ser
proporcionadas? Para Tyler, la experiencia no se liga al
contenido ni a la actividad que desarrolla el profesor, sino al tipo de
interacción que se establece entre el estudiante y las condiciones externas del
medio ante las cuales reacciona. Esa experiencia puede ser peculiar para cada
alumno, como el mismo autor reconoce. Cinco principios habría que tener en
cuenta en la selección que se haga:
·
El estudiante debe vivir experiencias que
le permitan actuar de acuerdo con la conducta señalada en el objetivo, que le
den la oportunidad de practicar el comportamiento exigido.
·
La experiencia para que sea eficaz, debe
proporcionarle satisfacción, estar de acuerdo con sus intereses y necesidades,
ser motivadora.
·
Debe acomodarse a las posibilidades y
capacidades del alumno.
·
Existen múltiples experiencias adecuadas para
conseguir un mismo objetivo.
·
De una misma actividad de aprendizaje se
desprenden distintos resultados relacionados con objetivos diversos.
-.
¿Cómo pueden organizarse efectivamente estas experiencias educativas?.
Las actividades y experiencias para que sean eficaces y
coherentes con el programa general, tienen que ordenarse en unidades, cursos y
programas. Ninguna experiencia aislada tiene un efecto profundo en el alumno.
Los puntos de referencia para estructurar las experiencias son múltiples y de diversa
amplitud: asignaturas, áreas más amplias, temas generales, lecciones unidades
didácticas, etc.
CRÍTICA A LOS
MODELOS TECNOLÓGICOS
El
planteamiento tecnológico no puede ser neutro nunca y, mucho menos, en la
interpretación tecnicista que hace la pedagogía por objetivos, al destacar este
modelo como una forma de entender la educación y de guiarla en su desarrollo. Estebaranz
(1994:219) sintetiza las críticas al modelo de Tyler (como ejemplo de los
modelos tecnológicos), que pueden referirse también a los otros modelos basados
en él.
Reconoce
algunos elementos positivos:
·
Se puede aplicar a alguna materia y a algún nivel de enseñanza.
·
Proporciona una serie de procedimientos muy
fáciles de seguir y que parecen muy lógicos y racionales.
·
En su momento enfatizó las conductas del
estudiante y las experiencias de aprendizaje, lo que supuso una innovación, y
además orientó la evaluación.
En
cambio considera negativo que:
·
No da orientaciones claras sobre por qué
unos objetivos deben ser elegidos sobre otros. Este problema puede darse a
nivel de concreción pero no en las orientaciones generales sobre objetivos, en
las que recomienda que se debe tender a desarrollar el pensamiento, adquirir
conocimientos, formar valores, adquirir actitudes sociales y suscitar
intereses. Estos cuatro tipos de objetivos se justifican por sí mismos si
consideramos que estamos hablando de educación, y desde cualquier visión se
consideran importantes.
·
La investigación sobre el pensamiento de
los profesores pone de manifiesto que pocos planifican sobre los objetivos
considerados en primer lugar, ni siguen la secuencia lineal indicada por Tyler.
En el caso concreto de los profesores de Ciencias, Sánchez Blanco (1993:35)
resume los planteamientos metodológicos para el tratamiento de una unidad
didáctica, donde destaca:
“Análisis científico, análisis
didáctico, selección de objetivos,
selección de estrategias didácticas y selección de estrategias de evaluación”.
·
Se preocupa de la evaluación de los
resultados pretendidos pero olvida los aprendizajes no intencionados que de
todas formas ocurren. Lucas (1986:191) con relación a los resultados
pretendidos en Biología, señala que la definición de los conceptos biológicos
por parte de los alumnos revela respuestas diferentes, que en gran medida
dependen de los conocimientos que los alumnos tengan de Química y Física.
·
Al separar los cuatro pasos de la actividad
de planificación desestima las interrelaciones entre ellos.
·
El modelo también da demasiada importancia
a los resultados que se pueden medir en detrimento de otros resultados no
fácilmente modificables.
EL ENFOQUE PRÁCTICO
En el
diseño curricular práctico, a diferencia del técnico, su interés está centrado
en el proceso de enseñanza-aprendizaje y no en el producto, aprendizaje basado
en una interacción adecuada entre sus participantes, donde la práctica
condiciona procesos reflexivos de interpretación de los participantes desde una
perspectiva ética, dinámica, deliberativa y dialógica, donde las acciones
educativas constituyen espacios de comunicación en los que las expectativas,
las motivaciones, las interpretaciones y las valoraciones de los participantes
interactúan dialécticamente y conforman un proceso continuo de toma de
decisiones.
Decir
que el currículum pertenece al ámbito de lo práctico es, en un nivel, afirmar
que pertenece al campo de la interacción humana y que está relacionado con la
interacción entre profesor y alumno, es decir la interacción entre sus
participantes activos. Cuando en el marco del desarrollo curricular aceptamos
que éste es un asunto práctico, todos los participantes en el desarrollo
curricular habrán de ser considerados sujetos y no objetos, donde el currículum
está comprometido con la construcción de significados compartidos en el aula,
donde las experiencias de aprendizaje del alumno constituyen el núcleo de la
planeación curricular desde una comprensión profunda de lo que realmente ocurre
en las aulas.
Esto,
a su vez, suscita ciertos problemas de relación con los derechos y las
categorías de los participantes en dicho acontecimiento, lo que tiene
incidencia en la toma de decisiones respecto a los objetivos, los contenidos y
la dirección del currículum. En esta posición se hace visible la preocupación
por los procesos psicológicos de los alumnos en el marco de la motivación
individual desde los primeros años de escolaridad formal, donde los espacios
sociales de conversación y diálogo nos rebelan la riqueza de la práctica
pedagógica y la imposibilidad de predecir paso a paso los acontecimientos del
proceso docente, por lo que se invalida la eficacia lógica de una
intencionalidad inicial.
Si
los prácticos toman en serio sus obligaciones respecto a la interpretación de
los enfoques curriculares como acción práctica, o sea, como acción que
compromete su propio juicio, también tomarán en serio la categoría de los
estudiantes como sujetos del aprendizaje y no como objetos en el acontecimiento
curricular. Esto precisa que en este contexto la preocupación fundamental del
profesor está centrada en el aprendizaje teniendo como núcleo principal la
construcción del significado del alumno como sujeto activo de dicho proceso,
donde las relaciones profesor-alumno emerjan en un clima de igualdad y
comprensión afectiva en la búsqueda del valor educativo de lo enseñado.
El
razonamiento práctico no puede ser instrumental y no puede guiarse por la
lógica medios-fines, pues los fines son conflictivos cuando no se analizan
adecuadamente y requieren de un proceso de
toma de decisiones que no pueden resolverse aplicando regla alguna sino optando
entre valores en competencia. Los fines no adquieren materialidad sino en la
medida en que se seleccionan los medios para llevarlos a la práctica, lo que
hace que los medios no puedan considerarse como recursos para alcanzar unos
fines sino que constituyen la forma en que éstos se ponen en práctica, las
decisiones entre fines y medios contextuales no pueden tomarse sin considerar
en qué situaciones concretas toman cuerpo. El compromiso y el carácter moral,
por tanto, no se restringe a los fines sino que abarca por completo también a
los medios. El valor de las actividades humanas se encuentra en sus cualidades
intrínsecas y son ellas las que justifican las acciones, las cuales no se
refieren a efectos observables, sino que han de inferirse o derivarse de la
forma en que las actividades se realizan y los fines intrínsecos se manifiestan
en la práctica.
En
este ámbito, muy oportunamente Elliott (1993:163) señala:
“Los
fines justifican los medios porque especifican cualidades que se llevan a la
práctica en las propias actividades (procesos). No consisten en resultados que
mantiene una relación extrínseca con los medios”.
Todo
lo anterior no nos quiere decir que las acciones no están orientadas por un
objetivo pero su determinación es contextual, depende de las situaciones
específicas y concretas en las que se piense y se desarrolle dicha práctica, es
precisamente en ella y a través de ella donde las intenciones iniciales son
reestructuradas conforme al desarrollo de los acontecimientos.
En
este sentido es de vital importancia orientar al alumno hacía la comprensión
ecológica del medio que le rodea, de forma tal que pueda interactuar con él,
como necesidad vital de la especie humana de vivir en el mundo formando parte
de él, y no compitiendo con el ambiente para sobrevivir (Grundy, 1991:14).
La
interacción no consiste en una acción sobre un ambiente previamente objetivado
(o sea, considerado como objeto), se trata de la acción con el ambiente
(orgánico o humano), considerado como sujeto en la interacción. Esto es lo que
quiere decir Habermas cuando plantea que el acceso a los hechos se consigue
mediante la comprensión del significado, no por observación. Debemos destacar
que ese conocimiento subjetivo que se genera no tiene por qué considerarse
erróneo, la validez de los mismos depende del consenso para la interpretación
del significado.
Schwab
(1978:38) reacciona frente al modo de planificar centrado en los resultados y
considera que la función del diseño es deliberar sobre los principios guía de
la acción, que tienen lugar en el contexto de una particular situación. Lo
denomina modelo práctico. El punto de partida es que a menudo no se conoce
exactamente cuál es el problema ante el que nos encontramos, y por eso hay que
aproximarse al caso, y será el grupo implicado en el desarrollo curricular el
mejor equipado para diagnosticar y resolver los problemas del currículum, pues
cuenta con todos los elementos analíticos y comprensivos de los procesos reales
de enseñanza y aprendizaje en el aula.
CRÍTICA A LOS
MODELOS PRÁCTICOS
La
perspectiva de la construcción teórica del currículum basada en la práctica
supone un mundo en el que los profesores deben participar activamente en la
toma de decisiones educativas y aceptar la responsabilidad derivada de hacerlo.
Reid (1978:42) en su obra “Thinking about de Curriculum”, señala siete
características de los problemas prácticos o ”inciertas cuestiones prácticas”:
“En primer lugar, son cuestiones que
han de ser respondidas, aun cuando las respuestas sean para decidir no hacer
nada. En esto difieren de las cuestiones académicas, teóricas, que no exigen
una respuesta en absoluto. En segundo lugar, los fundamentos sobre los que
toman las decisiones son inciertos. Nada puede decirnos infaliblemente qué
intereses habría que tener en cuenta, qué pruebas deberían considerarse o a qué
tipo de argumentos habría que dar preferencia. Tercero, al responder a
cuestiones prácticas, siempre hemos de tener en cuenta el estado de la cuestión
actual. Nunca estamos en situación de partir completamente de cero, fuera del
legado del pasado histórico y de la situación presente. Cuarto, y a partir de
esto, cada cuestión es en cierto sentido única, que pertenece a un tiempo y a
un contexto específicos, cuyos aspectos concretos no pueden ser exhaustivamente
descritos. Quinto, nuestra cuestión nos obligará ciertamente a escoger entre
objetivos y valores en competencia. Podemos escoger una solución que eleve al
máximo nuestra satisfacción a través de un abanico de posibles objetivos, pero
alguno sufrirá menoscabo en beneficio de otros. Sexto, nunca podemos predecir
el resultado de la solución particular escogida, y todavía menos el resultado
que habría tenido una elección diferente. Finalmente las bases sobre las que
decidimos las respuestas a una cuestión práctica de una manera concreta no son
fundamentos que indiquen la deseabilidad de la acción escogida como acto en sí
mismo, sino que nos llevan a suponer que la acción conducirá a un deseable
estado de cuestión”.
Reflexionando
sobre estos planteamientos ofrecidos por Reid, podemos apuntar que: los medios y los fines son igualmente problemáticos; los valores han de tomarse
en cuenta (pero no pueden determinar la acción); se requiere una acción meditada y reflexiva, pero no
siguiendo reglas, principios o procedimientos
establecidos; la responsabilidad de la dirección recae en el actor, quizá
concertado con otros, pero no
precisamente ante quienes es responsable. En todos estos sentidos, el
razonamiento práctico puede contrastarse con el técnico, donde los profesores
siguen siendo actores fundamentales activos en el proceso educativo, pues son
conscientes de que la educación es una tarea práctica que expresa valores y una
visión clara de la relación entre la educación y la sociedad.
Al
respecto Kemmis (1988: 71), señala:
“La
práctica como perspectiva del currículum, requiere que los profesores y los
otros trabajadores que tiene relación con el mismo estén bien educados e
informados sobre los valores, teoría y prácticas educativas. Se considera a la
persona como un sujeto activo, conocedor, moralmente responsable de sus
decisiones, y no solo de actuar, sino de actuar sensatamente”.
A
través de este planteamiento se ratifica la responsabilidad del profesor en la
toma de decisiones curriculares, no dejando espacio a agentes externos a la
clase o a la escuela; lo que justifica el desarrollo del currículum por
profesores responsables de su actuación en la práctica diaria.
EL ENFOQUE CURRICULAR CRÍTICO
El
diseño curricular crítico tiene muchos puntos de contacto con el práctico al
considerar al docente como el único investigador válido de su propia práctica,
surgiendo la investigación-acción como planteamiento alternativo en la mejora
del proceso educativo (Elliott, 1991:51).
Se
ha venido defendiendo la existencia de un enfoque sobre el currículum y la
educación que va más allá de lo que permite el enfoque práctico: se trata de la
perspectiva crítica (Carr y Kemmis,
1988; Carr, 1990; Grundy, 1991; Kemmis, 1988; Popkewitz, 1988).
Desde
la concepción curricular crítica los postulados que se defienden son
incompatibles con el interés técnico, pero compatibles con el práctico, ya que
en cierta medida es un desarrollo de éste, donde los profesores y alumnos aprenden de su propia práctica
(Braga 1995:95).
El
currículum está dirigido a la construcción conjunta del conocimiento entre los
participantes activos del mismo a través de la praxis, con una explícita orientación a la transformación, en la
que la acción y la reflexión, la teoría y la práctica, se unifican en un
proceso dialéctico. La pedagogía crítica busca enfrentar a estudiantes y
docentes a los problemas de la realidad objetiva en la que viven y se
desarrollan; por lo que la fuente fundamental para la selección de los contenidos
es la propia realidad social en estrecho vínculo con la comunidad donde se
encuentra ubicada la escuela. La acción
crítica es la praxis, que se mueve entre la reflexión y la acción (Freire,
1979:16).
La
pedagogía emancipadora, por tanto, ha de incluir en su significado el acto de
enseñanza-aprendizaje como núcleo central (ya que dentro de este contexto no
tiene sentido hablar de la enseñanza sin hacerlo a la vez del aprendizaje),
significado que no está basado en los resultados, sino cuando los alumnos sean
participantes activos en la construcción de su aprendizaje sobre la base de una
adecuada interacción profesor-alumno, alumno-alumno y alumno-materia de
enseñanza.
En
este ámbito es oportuno señalar los criterios de Freire (1979:52) cuando señala:
“Para nosotros... el problema no
radica solamente en explicar a la gentes sino dialogar con ella sobre su
acción”
Para
nosotros las acciones educativas se realizan como procesos de comunicación en
lo que las expectativas, las motivaciones, las interpretaciones y las
valoraciones de los participantes interactúan, por lo que desde esta
perspectiva, la escuela, las aulas y el mismo currículum, son ámbitos dinámicos
constituidos y construidos sobre la base del intercambio de los participantes,
vista la enseñanza como un proceso continuo de toma de decisiones.
En
un proceso de deliberación de la educación, el significado es cuestión de la
relación dialéctica (relación de diálogo, interacción) que se establece entre
profesor-alumno desde el principio de la experiencia, dejando de ser ésta una
relación de autoridad. Así lo manifiesta Freire:
“Por tanto, el carácter dialógico de
la educación como práctica de la libertad no cuando el profesor-alumno se reúne
con los alumnos profesores en una situación pedagógica, sino cuando el primero
se pregunta a sí mismo sobre qué versará su diálogo con los últimos... Para el
educador antidialógico de la escuela masificada, la cuestión del contenido
concierne sólo al programa sobre el que disertará ante sus alumnos; y él responde
a su propia pregunta organizando su propio programa.
Para el profesor-alumno, que se
plantea problemas, dialógico, el programa de contenido de la educación nunca es
un regalo ni una imposición... sino más bien una representación organizada,
sistematizada y desarrollada para los individuos de las cosas sobre las que
quieren saber más” (Freire, 1972:65).
Todo
lo anterior nos hace reflexionar y precisar que el contenido del currículum
extrae su significación no de sus fines, sino de sus comienzos, de su desarrollo.
El currículum dentro de este contexto surge sobre la base de reflexiones
conjuntas y sistemáticas de quienes están comprometidos en el acto pedagógico,
por lo que no significa que el profesor no tenga responsabilidad en la
selección de los contenidos (Grundy, 1991:169).
La
piedra angular dentro de este paradigma está representada por el interés
emancipador. Para Habermas, emancipación significa independencia de todo lo que
está fuera del individuo y se trata de un estado de autonomía más que de
libertinaje (Habermas, 1972, 1990). En este sentido Habermas identifica la
autonomía y la responsabilidad con la emancipación, siendo ésta sólo posible en
el acto de la autorreflexión, y al respecto señala:
"La autorreflexión es a la vez intuición y
emancipación, comprensión y liberación de dependencias dogmáticas. El
dogmatismo que deshace la razón... es falsa consciencia: error de sí mismo...
como sujeto que se pone a sí mismo logra la autonomía. El dogmático... vive
disperso, como sujeto dependiente que no
sólo está determinado por los objetos, sino que el mismo se hace cosa"
(Habermas, 1972:208).
Al
respecto señala Grundy (1991:35):
"He aquí una poderosa imagen de la persona no
libre, "objetivada", gracias a la falsa conciencia: yuxtapuesta al
sujeto autónomo que hace caso al imperativo platónico del ¡Conócete a ti
mismo!".
Sobre
esta base podemos plantear que el interés técnico surge de la inclinación y o
de la razón y el práctico, considera el universo como sujeto, no como objeto,
apareciendo un potencial de libertad que le confiere importancia al significado
y la comprensión consensuada, por lo que esta postura no asegura que se
facilite el interés emancipador, (interés por liberar a las personas de la
restricción ejercida por lo técnico y del posible fraude de la práctica) como
un principio evolutivo implícito en el habla y la comprensión, siendo éstas las
que separan al hombre de otras formas de vida y de sus antepasados evolutivos.
Mientras
los otros dos intereses se preocupan del control y de la comprensión, el
interés cognitivo emancipador puede definirse: como un interés fundamental por
la emancipación y la potenciación para comprometerse en una acción autónoma que
surge de intuiciones auténticas, críticas, de la construcción social de la sociedad
humana (Grundy, 1991:38). Este interés es el que se sitúa en el origen de la
ciencia social crítica, el que busca promover el conocimiento emancipatorio, el
que libera a los individuos de las presiones, obstáculos, etc. que le permiten
actuar conforme a los dictados de su racionalidad autónoma.
Teniendo
en cuenta un interés emancipador, un currículum no consistirá en un conjunto de
planes a desarrollar, sino en un proceso interactivo en el que la
planificación, la acción y la evaluación están relacionadas recíprocamente e
integradas en un proceso de investigación-acción, por lo que podemos ubicarlo
en un peldaño cualitativamente superior que nos permite avanzar hacía la
transformación del proceso de enseñanza-aprendizaje, mediante la crítica que permite
el método dialéctico (Braga, 1995:95).
"La construcción teórica
crítica del currículum trata de trascender los logros las limitaciones de las teorías técnicas y
prácticas. Aporta los recursos de la ciencia crítica social a la ejecución de
análisis históricos y sociales de la forma y de la sustancia contemporánea del
currículum y a la organización de los procesos cooperativos de autorreflexión
mediante los que los educadores pueden elaborar críticas de la educación actual
y, simultáneamente, sumarse a la lucha histórica, social y política para
transformarla" (Kemmis, 1988:94).
LA PRÁCTICA Y
PROBLEMAS DEL ENFOQUE CURRICULAR CRÍTICO
La
mayor parte del trabajo de la teoría crítica del currículum está centrado en un
análisis de la escolarización en interacción con la sociedad, así como en las
relaciones características de la vida social en un momento histórico concreto.
El desarrollo del mismo, informado por un interés emancipador, es problemático
y requiere reflexión y acciones arriesgadas de los participantes, analizando si
las prácticas educativas están centradas en una perspectiva diferente de
razonamiento, basada en la relación teoría-práctica cualitativamente superior.
Al respecto Kemmis plantea: "La teoría social crítica ha sido capaz de
superar las limitaciones del razonamiento práctico y técnico en la teoría
social en parte porque utiliza una forma distinta de razonamiento: el razonamiento dialéctico"
(Kemmis, 1988:80). Este tipo de razonamiento puede ser considerado también a
nuestro juicio razonamiento reflexivo.
Dentro
del marco de desarrollo curricular el razonamiento dialéctico tiene como
interés central la noción de la unidad de los opuestos, según la cual se trata
de comprender las dos posturas y de cómo se relacionan entre sí. Esta cuestión
ha sido analizada con profundidad por Kemmis cuando señala:
"El razonamiento dialéctico
empleado por la teoría crítica de la educación trata de iluminar los procesos
sociales y educativos, primero, mostrando cómo los simples dualismos limitan
nuestra comprensión; segundo, mostrando cómo las oposiciones planteadas en
estos dualismos nos llevan a la contradicción; tercero, mostrando cómo estas
ideas o posturas opuestas interactúan, y cuarto, mostrando cómo los procesos
dinámicos de interacción entre las ideas o posturas opuestas constituyen los
patrones y las consecuencias de la acción e interacción que observamos en los
escenarios sociales y educativos que esperamos comprender y mejorar"
(Kemmis, 1988:80-84).
Durante
el desarrollo del currículum la praxis constituye uno de los problemas
fundamentales, la cual está dirigida hacía un interés emancipador, (centrado en
el diseño y desarrollo del currículum) donde la cuestión fundamental radica en
si los profesores se plantean sus prácticas curriculares a favor de la
emancipación de los alumnos a través de la participación de éstos en los
procesos de aprendizaje.
"Dado que la emancipación está
implícita en el acto del habla, como profesores debemos examinar constantemente
el habla que se desarrolla en la situación pedagógica" (Grundy, 1991:37).
En
este sentido el profesor debe aplicar su maestría pedagógica en función del
establecimiento de determinadas estrategias que caractericen sus prácticas
sobre la base de una comunicación asertiva entre profesor-alumno,
alumno-profesor, dejando de ocupar un papel autoritario en el proceso de
enseñanza y provocando la acción de hablar de una forma equitativa entre todos
los participantes.
"A través del diálogo, el
profesor -de-los-alumnos y los alumnos-del-profesor dejan de existir y surge
una nueva expresión: profesor-alumno con alumno-profesor. El profesor deja de
ser meramente quien-enseña, para pasar a ser alguien que es enseñado en el
diálogo con los alumnos, quienes a su vez, al tiempo que son enseñados, también
enseñan" (Freire, 1972:53).
Esto
no significa que el profesor haya perdido su papel de enseñar, al contrario el
proceso de enseñanza-aprendizaje ocupa un lugar cualitativamente superior
basado en la colaboración
profesor-alumno en la praxis curricular, pudiendo ocurrir en un momento
concreto que sean los propios alumnos los que decidan sobre la forma y el
contenido del currículum, estando éstos en mejor posición para controlar la
construcción de su aprendizaje, con vistas a lograr paulatinamente el
desarrollo de un aprendizaje autónomo. "La
idea del currículum negociado constituye un ejemplo del concepto de
colaboración en la praxis curricular" (Grundy, 1991:169).
Debemos
señalar que no siempre los esfuerzos para desarrollar de este modo los procesos
de enseñanza-aprendizaje con los estudiantes reciben el apoyo de éstos, ya que
históricamente la enseñanza tradicional ha dejado marcada la relación
profesor-alumno durante el mismo y cualquier otra forma de enfocarlo, siempre
al inicio, puede provocar resistencia.
PROBLEMATIZACIÓN:
Después de analizar el enfoque técnico, práctico y crítico
Elige tres estándares de tres áreas, les asignas tus indicadores de desempeño y con su actividad y plantea un encuentro, donde se evidencie lo técnico,lo práctico y lo crítico. (uno para cada uno)